El próximo 18 de junio se celebra el Día Mundial del Picnic, una invitación a desconectar, disfrutar de la naturaleza y reconectar con los pequeños placeres. Y es que lo más auténtico es degustar una tabla de quesos suizos compartida con los tuyos al sol. Las cuatro variedades suizas más populares en España -Le Gruyère AOP, Emmentaler AOP, Appenzeller® y Tête de Moine AOP- y buena compañía son los ingredientes perfectos para un pícnic de altura con los quesos alpinos. Productos que son sinónimo de calidad, tradición y sabor. 

Quesos que cuentan historias 

La tradición quesera suiza se transmite de generación en generación, en pequeñas queserías de aldea donde el tiempo, el cuidado y el entorno marcan la diferencia. Su sabor es el reflejo del paisaje: pastos floridos, aire puro de montaña y un modelo ganadero sostenible que garantiza el bienestar animal. Cada bocado es, en realidad, un homenaje a un estilo de vida que apuesta por lo natural, lo auténtico y lo bien hecho. 

Las variedades de quesos suizos son solo un deleite para el paladar, además de ser una expresión viva de una cultura milenaria. Elaborados de manera artesanal con leche cruda de vacas alimentadas únicamente con pastos naturales, sin aditivos, hormonas ni antibióticos, estos quesos conservan intactas sus propiedades nutricionales y se distinguen por ser naturalmente sin gluten y sin lactosa. 

La tabla de quesos perfecta para picnic  

Un picnic con las variedades de quesos suizos es sinónimo de elegancia y generosidad. Ideal para llevar en una escapada al aire libre, gracias a su excelente conservación y versatilidad.  

Las cuatro variedades suizas más representativas te harán disfrutar de un aperitivo informal con un toque gourmet: 

  • Le Gruyère AOP, el más reconocido a nivel internacional, no tiene agujeros, pero sí una profundidad aromática única. Su sabor recio, con notas afrutadas y ligeramente saladas, lo hace perfecto tanto en crudo como en recetas al aire libre, como una focaccia o un wrap vegetal. Su corte en forma de stick lo convierte en un queso muy versatil. 

  • Emmentaler AOP, el auténtico gigante suizo con agujeros, ofrece un sabor suave con matices a nuez, fruto de la dieta floral de las vacas. Sus grandes ruedas —de hasta 100 kg— son el símbolo de una tradición ancestral que sigue viva en 120 queserías artesanas. Para deleitarte con este queso, córtalo en dados irregulares.

  • Appenzeller® es el más misterioso y sorprendente. Su sabor intenso y su aroma inconfundible se deben a un proceso único: durante su maduración, las ruedas se frotan con una salmuera secreta hecha con más de 25 hierbas alpinas. El resultado es un queso con personalidad, ideal para los paladares más exigentes. Su corte, en forma de triángulos homogéneos, potencia aún más su sabor. 

  • Tête de Moine AOP, el más artístico, no se corta: se raspa con una girolle, formando delicadas flores de queso que son puro espectáculo visual y gustativo. Su sabor refinado y su textura semidura lo convierten en el broche de oro de cualquier picnic que se precie.

Un lujo accesible para todos 

En un contexto donde cada vez más consumidores buscan productos honestos, sostenibles y de proximidad, los Quesos de Suiza se consolidan como una elección consciente y placentera. Con más de 400 variedades producidas en el país alpino, Suiza es un referente mundial en calidad quesera. En España, estas cuatro especialidades lideran las preferencias del consumidor gourmet. 

Así que este Día Mundial del Picnic, deja que el queso hable por ti. Reúne a tu gente, prepara una tabla con tus variedades favoritas, una botella de vino blanco o una limonada natural, y brinda por el sabor de lo auténtico. 

Porque al final, lo que realmente importa es compartir lo que nos une: la pasión por lo natural, lo bien hecho y lo delicioso.

Sobre Quesos de Suiza 

Los Quesos de Suiza son famosos en todo el mundo gracias al cuidado y a las características artesanales con las que se elaboran. El pastoreo de las vacas es obligatorio en Suiza, país donde está totalmente prohibido el uso de hormonas y antibióticos en la crianza de ganado y donde ningún queso puede producirse con aditivos químicos. 

Para elaborar un queso suizo se utiliza casi el doble de leche que para fabricar un queso de producción industrial. Las queserías reciben dos veces al día la leche recién ordeñada para garantizar la elaboración de un producto fresco y sano. El uso de leche cruda, no pasteurizada, posibilita un sabor más intenso y potencia los aromas derivados del pasto y los forrajes. 

La rigurosa normativa, sometida a un estricto control por parte de la Oficina Federal de Agricultura de Suiza, garantiza la elaboración tradicional del producto desde el origen de la cadena hasta el final, momento en el que un tasador certifica que el queso tiene la suficiente calidad para llevar el sello de su región quesera. De esta manera, la denominación de origen suiza es garantía de un producto absolutamente natural.