Los meses de frío piden comidas calientes que entonen el cuerpo. Si además, contribuyen a compartir y crear alegría, estamos ante un plato de 10. Como ejemplo perfecto, está la fondue. Este plato típico de Suiza es ideal para degustar con familia y amigos, ya que invita a la reunión y a brindar todos juntos. La fondue por excelencia es la moitié-moitié con los quesos suizos Le Gruyère AOP y Vacherin Fribourgeois AOP. 

El origen de este plato podría encontrarse en una antigua costumbre de pastores y de montañeros que consistía en calentar los trozos de queso viejo (más duros) para ablandarlos, pero también para poder preparar un plato de comida caliente. 

La receta básica de la fondue de queso requiere de muy pocos ingredientes: queso suizo rallado, ajo fresco, pimienta, un poco de vino blanco, harina de almidón de maíz para ligar y un poco de zumo de limón. Se puede preparar de forma rápida y sencilla con un Le Gruyère AOP no demasiado joven para que se derrita mejor y Vacherin Fribourgeois AOP. 

 

Algunos trucos 

Los fanáticos de la fondue tradicional creen que el ajo y la pimienta son suficientes, a lo sumo una pizca de nuez moscada. Los más valientes también pueden probar con trozos de cebolla, chalotas o tomates añadidos a la fondue o ¿por qué no? sazonar con pimentón, chile o curry.  

En cuanto al pan, los típicos cubos de pan para fondue son en su mayoría de pan blanco, pero el semiblanco o tostado en mantequilla también funciona. Otras opción son las patatas cocidas, las verduras escaldadas o las frutas (por ejemplo, peras, manzanas o uvas).  

La tradición de la fondue incluye añadir un vaso pequeño de licor de cereza, Grappa o aguardiente de ciruela que proporciona la porción extra de especias que necesita un banquete de queso. Un consejo: el queso se pega mejor al pan que tenga más de un día, que al pan fresco. 

Y, si hay que elegir un vino para acompañar la fondue, ya sea blanco o tinto, es importante que sea afrutado y, a ser posible, ligero. También son recomendables el vino blanco seco, el Champagne o un té negro suave. Para los niños, un zumo de manzana fresco o simplemente agua.