Si estas áreas no se cultivaran apropiadamente, esto tendría un gran impacto. El asentamiento de la zona montañosa dejaría de estar garantizado y se perdería una atractiva zona de ocio y recreo. La industria láctea suiza es, por lo tanto, una de las formas más sostenibles de producción agrícola. Tiene una gran importancia económica que va más allá de la producción de alimentos de alta calidad, ya que asegura empleos e ingresos para muchos grupos ocupacionales.

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Casi la mitad de la leche entregada por los productores de leche se transforma en queso. En 2017, por ejemplo, se produjeron unas 189.000 toneladas de queso. El queso suizo es conocido por su calidad, naturalidad y buen sabor. Las directrices de producción, los controles y las normas medioambientales son muy estrictos. No es de extrañar que el queso siempre haya estado en el menú diario de los suizos. Cada suizo consume alrededor de 21 kilogramos por año en promedio. El queso suizo también es muy popular en el extranjero: casi el 40% de la producción se vende en todo el mundo.

Elaboración en pequeñas empresas

La producción descentralizada de queso es típica de Suiza. Casi dos tercios de los quesos suizos los producen especialistas altamente cualificados en pequeñas empresas comerciales. Los queseros reciben la leche recién ordeñada de las granjas de los alrededores por la mañana y por la noche y la procesan cada día. La ubicación geográfica y la artesanía del productor son factores decisivos para una producción de primera clase de las distintas especialidades queseras.

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